17 de octubre de 2016

La insoportable brevedad del ser [guap@]

En tiempos como los nuestros, en los que lo instantáneo y la inmediatez son cuestiones primordiales, pareciera que nos hacen falta siempre más horas para todo. ¿Vale la pena "ahorrar tiempo" en una terapia? ¿Será que la terapia convencional va perdiendo terreno frente a la terapia breve...

Primero lo primero, la Terapia Breve no es Terapia convencional manejada de forma exprés. Lo que regularmente se conoce como "Terapia Breve" es en realidad un enfoque terapéutico que lleva por nombre Terapia Breve Centrada en Problemas y como su nombre lo indica, el objetivo terapéutico es muy específico.

El tiempo de la terapia y el número de las sesiones, puede variar dependiendo del problema en cuestión, las necesidades del paciente, sus recursos personales y su evolución.

Ilustración: Elena Ferrándiz.
Este tipo de terapia puede tener una duración [aproximada] que va desde un mínimo de 4 sesiones, pudiendo extenderse hasta las 8 o 12 [hay quienes hablan de hasta 30 a 40 sesiones], durante 3 a 6 meses o inclusive años. Aunque la duración media depende del tipo de enfoque, esta decisión tendrá que ser tomada, idealmente, de común acuerdo entre el paciente y el terapeuta.


La Terapia Breve Centrada en Problemas surgió alrededor de 1980 en Estados Unidos de Norte América y posteriormente en el resto del mundo. Es por ello que de este tipo de terapia hayan surgido a la par, otras versiones que siguieron este método de intervención con modificaciones muy particulares.

Sin embargo, hay elementos comunes. Durante las sesiones, el centro de atención se encuentra en la resolución de conflictos específicos presentes en la vida del paciente y en los que habrá de ponerse la energía del paciente y del terapeuta, no es el objetivo ahondar de manera profunda en la historia personal de nuestro paciente como tampoco en su historia familiar.

Dentro de las ventajas que este tipo de intervenciones ofrecen, están la resolución de problemas que requieran una atención breve y muy específica, esto es, por ejemplo cuando el paciente reconoce cuál es el motivo de su consulta y este no requiere de un enfoque que lo aborde de manera extensa o muy profunda. También, el tener una meta muy concisa motiva al paciente a que se enfoque y comprometa en su tratamiento.

La Terapia Breve Centrada en Problemas puede ser una herramienta más de nuestro quehacer laboral, que como en cualquier otro tipo de intervención psicológica terapéutica, habremos de estar bien informados sobre los requerimientos profesionales de su utilización y de las ventajas [y desventajas] de su aplicación en cada caso en particular.

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