6 de mayo de 2017

¡Al Psicoanalista porque le gusta hornear!

No estoy acostumbrada a que otras personas opinen sobre mi vida, mucho menos que me digan qué es lo que debo hacer y por supuesto no atiendo a los juicios baratos e ignorantes que los demás hacen de mí. Cuando esto sucede, procuro alejarme o dejar en claro mi postura -si mi interés es seguir fomentando esa relación personal-, por lo general este tipo de personas aportan poco a mi vida y no duran mucho tiempo en mi camino. Considero que tener compañeros de viaje desagradables es tan incómodo e innecesario como usar zapatos que no son de tu medida. 

Aunque la primera oración del argumento anterior pueda parecerse al de aquellos que no gustan de asistir a consulta psicológica, debo decir que acudir a terapia es una decisión, una elección, una búsqueda de respuestas, de guía, de consejo, de sugerencias... No funciona en sentido inverso, no es el psicólogo el que llega a tu casa a decirte qué deberías cambiar.

Mi lema en la vida ha sido ¨estudié la Licenciatura en Psicología, yo no soy Psicóloga¨, es decir, las diversas teorías, corrientes, posturas, etc. que proviene de los libros de texto propios de la materia, no conforman mi psique. Sí, estudié psicología. Sí, amo con todo mi ser haber hecho esa elección de carrera. Sí, creo que como psicólogo se tiene un panorama más amplio de lo que es el ser humano. No, no lo sé todo. No conozco la razón de todas las conductas de todos y cada uno de los seres humanos sobre esta tierra (para ser sincera, tampoco es que me interese conocerla), es por ello que me reservo mi opinión. Aunque se espere que como ¨experta¨ opine a diestra y siniestra. No, mi opinión es solo mía -a menos que nos encontremos en un consultorio y se haya agendado una cita-. Se espera también que todo mi actuar sea acorde al prototipo impoluto inexistente de un psicólogo. Es decir que sea perfecta y no humana, que haga cosas propias de psicólogos como adivinar el pensamiento y jamás equivocarme. Cosas de mi profesión y no más.

Como es de su conocimiento, entre las actividades que disfruto -ajenas a la profesión que nos es común-, se encuentra mi participación en este blog. Decir solo que me gusta leer y escribir sería poco en comparación a la magnitud de afección que siento por este tipo de actividades. No podría vivir sin escribir y leer asiduamente. Hasta este punto creo que más de uno se habrá identificado con esta predilección. Otros de mis pasatiempos son el cine, la costura y la repostería. Supongo que ahora el número de personas identificadas es un tanto menor considerando la última actividad... Aquí es donde surge el problema, bueno, no para mí, para otras personas que consideran y cito textual ¨debería ir al Psicoanalista porque no puede vivir sin hornear... ¿Qué historia de vida tendrá para que piense así?¨ Recientemente tuve que soportar casi una hora de ¨juicio¨ en el cual el veredicto fue que debo dejar de hornear (o en su defecto cobrar más) y dedicarme a las funciones propias de mi grado o hacer revisiones o traducciones (cosa que efectivamente hago), al menos mi jurado fue benevolente y me dio opciones. Solo para contextualizar, mi juez y jurado estaba conformado por un par de colegas y de tribunal sirvió un espacio y tiempo académico, así de atinada y oportuna la intervención... obviamente no solicitada.

Ahora me pregunto ¿Qué historia de vida habrán tenido estas personas a las que los juicios de valor se les escurren sin miramientos? La respuesta es que no me importa averiguarlo. Simplemente porque sus vidas son suyas, así como mi vida y mis acciones y mis consecuencias y mis decisiones solo me corresponden a mí... Y no es que me moleste que opinen sobre mis actividades, hasta tú que me lees tendrás ya formada tu opinión... me molesta la intromisión y la ligereza con la que se lanza un comentario de ese tipo. Me molesta la falta de respeto y la imprudencia. El sugerir que requiero de alguna intervención de salud mental para mi enfermedad culinaria... Supongo que antaño así terminaban los que gustaban de leer en los calabozos debería ir al calabozo porque no puede vivir sin leer... ¿Qué historia de vida tendrá para que piense así? No debería de ser mi congruencia la que estuviera a debate... por esta clase de comentarios despectivos, hostiles, lacerantes y sarcásticos la sociedad se desgasta al punto tal en el que nos encontramos.

A manera de conclusión, y que el lector me disculpe si este razonamiento suena muy aventurado y talvez adelantado en el tiempo: Sí, una persona con o sin licenciatura, posgrado, empleo, o cualquier otra característica puede hornear -o hacer de su tiempo libre lo que le venga en gana- y disfrutarlo como pasatiempo. Sí, una persona puede decidir qué le hace feliz. Sí, una persona debe decidir lo que le hace feliz. Sí, una persona debe hacer lo que le hace feliz.

Aparte de ser guap@ psicólog@... ¿a ti qué te hace feliz?



Blogs de Psicología hay muchos
pero uno lleno de guap@s...
¡solo Deja tú lo guap@, soy Psicólog@!
இ Blog Edition.